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Estudiar… ¿En silencio o con música?

Lo que necesitamos para estudiar es concentración, eso es una realidad para todas las personas, lo que varía de una a otra son las condiciones para lograrla. A muchas, la música le sirve para este fin. ¿Tú qué prefieres?

 

 

Es muy común oír música mientras se realizan otras actividades, algunas investigaciones al respecto nos hablan de los efectos que esta tiene en el cerebro mientras realizamos tareas de exigencia cognitiva; lo interesante de este tipo de análisis es descubrir las diferencias individuales, pues cuando de relacionar este asunto con la concentración y la productividad se trata, es importante tener en cuenta que la música de una persona puede ser ruido para otra.

 

Según este estudio, por ejemplo, es más probable que la música tenga efectos en el rendimiento al realizar tareas complejas de interpretación; algunos resultados ahí hablan de que la música clásica no tuvo ningún efecto en la comprensión lectora, pero también de que actividades relacionadas con números se realizaban mejor oyendo a Vivaldi que en silencio. Y teniendo en cuenta que muchas veces se recurre a la música para aislarse del ruido, vale la pena revisar que en este estudio se mencionan también los efectos de distracción que este tiene, por ejemplo, el ruido perjudica el rendimiento en una tarea de cálculo mental, pero no una relacionada con la escritura, mientras que el ruido más el habla tienen un efecto perjudicial en el rendimiento de ambas tareas. Y esto también varía de acuerdo a la personalidad, por ejemplo, quienes son introvertidos responden diferente a quienes no lo son. 

 

Definitivamente es un tema muy subjetivo, sin embargo, que estudiar o trabajar requieren concentración es un hecho irrefutable, así que esta necesidad es la que nos lleva preguntarnos ¿Hay relación entre música y concentración o entre silencio y concentración? El silencio nos ayuda a concentrarnos, sí, pero el problema es que este hoy es cada vez más esquivo, porque compartimos espacios de estudio o trabajo con otras personas, porque con las nuevas formas de estudiar y trabajar desde la virtualidad debemos hacerlo en lugares poco convencionales, así que la música no se es solo una alternativa, sino una necesidad y podría verse incluso como una “técnica”.

 

Por otro lado la tecnología avanza y el mundo de Internet parece ser infinito, nacen nuevas aplicaciones cada día y se crean comunidades en torno a temas, prácticas y gustos de todo tipo. Los algoritmos nos permiten crear (¿o nos crean?) rutas personalizadas para todo. Tenemos una íntima relación con “nuestro algoritmo” sin darnos cuenta. 

 

“Está muy buena esa lista, yo creo que Spotify dejó de hacer sugerencias por el algoritmo y lo está haciendo por preferencias” dice alguien en una conversación. Pero… un momento: ¿Cómo así?... ¿el algoritmo no funciona precisamente identificando las preferencias?

 

Claro, quizás a lo que esta persona se refiere es a que en asuntos musicales el algoritmo funciona identificando los beats (latidos) de las canciones y relacionándolas con canciones que tuvieran los mismos rangos de frecuencia y BPM (beats por minuto) o comportamientos, y el resultado de eso es canciones que por su similitud terminan siendo sugeridas para alimentar el universo de consumo musical de una persona. Sin embargo, en la elección de lo que oímos intervienen más factores, –además de los gustos musicales que son un punto de partida amplio–, como el estado de ánimo, los recuerdos o las actividades para las que elegimos una playlist. Y claro, hoy los algoritmos también identifican eso para darnos sugerencias acertadas.

 

A una persona le puede encantar el reguetón y también la música clásica, la salsa y el rock, quizás la diferencia en el momento de elegir entre un género y otro para oír en un momento determinado es lo que necesitamos hacer. ¿Qué música prefiere la gente para estudiar o trabajar? De nuevo la subjetividad.

 

Spotify, una de las plataformas más usadas para reproducir música describe las playlists como colecciones de canciones y le da a sus usuarios diferentes posibilidades: hechas para ti, hechas para todo el mundo (géneros y estados de ánimo), haz las tuyas e inspiración. Estamos entrando a una plataforma, pero también a una comunidad o a la puerta de entrada a muchas comunidades. 

 

Y es que eso es lo que ocurre con Internet, no solo con Spotify, que además del algoritmo existe la posibilidad de crear comunidades, es decir, entrar en contacto con personas que tienen los mismos gustos o intereses por determinados temas. En el caso de la música, como dijimos anteriormente, algunos factores relacionados con los gustos y las necesidades son el estado de ánimo y las emociones; incluso experiencias en relación con trastornos mentales o emocionales se convierten en excusas para el vínculo. 

 

Steven González es un colombiano que creó Neotic, un canal de Youtube que hoy tiene más de 900.000 suscriptores, creó su canal a partir de que sufrió episodios de ansiedad y la descripción de este dice: “...encontrarás todo tipo de emociones que te llevarán a una experiencia musical, el canal representa recuerdos y momentos, nos esforzamos por elegir las mejores pistas para cualquier momento y siempre tratamos de disfrutarlo para que tengan memorias inolvidables.” Esta es una especie de tendencia en la que se crean comunidades para poner en común emociones a través de la música. En ellas prevalecen ritmos como el “hip-hop lo-fi” o “chillhop” sonidos que reproducen loops lentos y relajantes. Esta es una tendencia que se reconoce como “radio para estudiar, relajarse y jugar”; lo de radio es porque son comunidades que crecen en torno a la creación de nuevos sonidos y listas de reproducción, que además están acompañados por imágenes que se caracterizan por mostrar entornos de reflexión o melancolía, es un espectro de sonidos que se complementa con una tendencia visual, es un género musical llamado Vaporwave.

 

Pero se entiende mejor viéndolo que leyéndolo, aquí está Chillhop musicChilledCow y si te fijas en Neotic, en canal de Steven, vas a ver imágenes de los Simpson con este estilo, se puede decir que es como una subtendencia del Vaporwave.  

 

Que esto exista como tendencia y que se llame música para relajarse y estudiar nos dice que aunque no responda a resultados de estudios científicos, sí le funciona a muchas personas. Aquí te dejamos algunas recomendaciones de playlist para estudiar y concentrarte, aunque tienes todo un universo para explorar más allá de ellas. 

 

Calm Radio, una plataforma donde encuentras playlists no solo de música sino de sonidos de la naturaleza, y artículos de interés sobre el descanso, la concentración, el sueño y la relajación. 

 

Last.fm, un clásico de la radio por Internet. Aquí va una lista de artistas de lo-fi hip-hop 

 

Y esta lista de listas que creó el Centro de Gestión Cultural de la Universidad, donde encontrarás de todo un poco.

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