Actividad Física
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¿Demasiada tensión en tu cuerpo?

¿Has sentido que tu cabeza puede estallar en cualquier momento incluso estando en la cama, que tu espalda está conectada a un alambre de púas o que tu cuello está cargando el peso del mundo?

 

Probablemente a todos nos ha pasado. La cabeza pesa aproximadamente 8 kilos y el cuello hace en silencio su tarea de sostenerla evitando que el mentón termine en el esternón y manteniéndola firme para que podamos seguir viendo la pantalla.

 

Hoy, que el mundo cambió radicalmente en la forma en que debemos asumir el trabajo y el estudio, –al menos por un tiempo –, hacer todo desde la casa nos ha llevado muchas veces a trabajar desde la cama o a sostener posturas inadecuadas por tiempos prolongados, y el cuerpo empieza a sentirlo.

 

Muchas personas han entrado en un estado de desequilibrio al que se suma la incertidumbre, esto, ha provocado respuestas a nivel orgánico y síntomas a nivel psicológico, físico, emocional y comportamental; un malestar constante o recurrente que no permite que estemos en óptimas condiciones para afrontar los desafíos diarios por sencillos que parezcan, desde responder por nuestras propias responsabilidades hasta asumir los diferentes roles que desempeñamos en nuestras familias, en el trabajo y el estudio, y como compañía en la vida de otras personas. 

 

Este desequilibrio empieza a generar tensión o “estrés”, como lo llama la mayoría de personas. Antonio Cano Vindel, profesor de psicología de la Universidad Complutense de Madrid, quien preside la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, lo define como  “Una sobrecarga para el individuo que depende tanto de las demandas de la situación, como de los recursos con los que cuenta para afrontar dicha situación. Cuanto mayores sean las demandas de la situación y cuanto menores sean los recursos del individuo, la sobrecarga será mayor.”  Las consecuencias de esta sobrecarga pueden ser presión arterial alta, tensión muscular, problemas de carácter digestivo, falta de sueño, irritabilidad y depresión, entre otras.

 

 

 

Todos hemos tenido sensación de estrés en algún momento de nuestra vida, aunque no todas lo percibimos y asimilamos de igual manera. ¿Sabes por qué puedes sentir dolores en el cuello, la espalda o la cabeza sin que hayas hecho ejercicio o te hayas dado un golpe? Resulta que ante preocupaciones; sustos o sobresaltos que generen movimientos inesperados o por el contrario la quietud prolongada; así como la ansiedad genarada por la espera de algo que pronto llegará; o la de saber que el tiempo se agota y no has iniciado la tarea asignada, tu cuerpo sin que lo notes se tensiona, empiezas a ejercer presión en músculos que a veces ni sabes que existen y que al hacerlo de forma prolongada se cansan o se fatigan.

 

¿Y qué sucede con la otra tensión? La emocional. Día a día nos vemos enfrentados a estresores potenciales que pueden aumentar por el ritmo de vida que llevamos y que han incrementado este tipo de sensaciones en toda la población. Por lo general se presentan con signos que no son tan evidentes o que por ser leves o intermitentes, no se les presta la suficiente atención. Algunos de esos signos son:

 

Signos psicológicos:

•Incapacidad para concentrarse o tomar decisiones sencillas.

• Falta de memoria.

•Descuido en responsabilidades habituales.

• Distracción con facilidad.

• Menos intuición y creatividad.

• Preocupación.

• Pensamiento negativo.

• Depresión y ansiedad.

 

Signos físicos:

• Dolores y tensión muscular / rechinar los dientes.

• Estreñimiento / diarrea.

• Pérdida o ganancia de peso.

• Indigestión / acidez / úlceras.

• Hiperventilación / nudo en la garganta.

 

Signos comportamentales:

• No hay tiempo para la relajación o actividades placenteras.

• Propensión a los accidentes, falta de memoria.

• Creciente dependencia de alcohol, tabaco, drogas, cafeína.

• Adicción al trabajo.

• Mala gestión del tiempo y/o baja calidad de trabajo.

• Ataques de pánico / náuseas.

• Cansancio físico.

 • Cambios en la menstruación / pérdida de la libido sexual.

• Problemas del corazón / presión arterial alta.

 

Signos emocionales:

• Llanto.

• Irritabilidad.

• Cambios de humor.

• Sensibilidad a la crítica.

• Estar a la defensiva.

• Sentirse fuera de control.

• Falta de motivación.

• Enojo.

• Frustración.

• Falta de confianza.

• Imprudencia.

• Ataques agresivos / ira.

• Nervios y/o temores.

• Mentiras extrañas.

 

Y es ahí donde la actividad física aparece como un gol que salva el partido en el último minuto, pues aunque no lo creas esta puede ayudarte a controlar, disminuir y contrarrestar esos síntomas del estrés que tanto daño pueden llegar a hacerte si nos les paras bolas. 

 

Realizar actividad física de manera regular te ayudará a mejorar el funcionamiento de todos los sistemas del cuerpo, pero también a mejorar tus relaciones interpersonales, a tolerar, escuchar y comprender a los hijos que corren y no se quedan quietos, a mejorar tu percepción de ti mismo, y a que esa tensión que puede invadir tu cuerpo por estos días desaparezca para que se convierta solo en un mal recuerdo.

 

El en Centro Javeriano de Formación Deportiva se dan charlas de retroalimentación en torno a las actividades que integran su oferta y dentro de la variedad de opciones de autocuidado y mecanismos para combatir el estrés producido por las tensiones acumuladas, las más importantes y que ofrece resultados duraderos es la adaptación de un estilo de vida saludable.

 

Por eso es necesario pensar en diversos aspectos como: mantener hábitos adecuados de alimentacióndormir bien (calidad del sueño/cantidad de sueño), realizar actividad física o ejercicio de manera regular (no pensar en el ejercicio como un medio para quedar físicamente “destruido”). Este último es determinante para mejorar la calidad de vida en términos de salud física y mental. Las personas físicamente activas tienen un mejor conceptos sobre sí mismas, lo cual es causa y consecuencia de la confianza, estabilidad emocional, independencia y autocontrol.

 

Lo que haces no es más que la consecuencia de lo que sientes, si haces mucho y lo haces bien seguramente te sentirás feliz y orgulloso. Si en cambio no te preparas y dejas para mañana lo que podrías haber hecho hoy seguramente lo que sentirás es mucha tensión. 

 

¡Dale, haz actividad física, eso aliviará tus tensiones!

 

Este artículo fue escrito por Dennis Ramírez Cuervo, Oscar Sacristán Roa y Juan Carlos Suzunaga Reyes, profesionales del CJFD, para el Campus Virtual Javeriana

 

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